Por la orilla del río caminaba,
escuchando el susurro de las aguas,
la locura debajo de un paraguas;
y contaba las gotas que lloraba
el almez cuando nadie la miraba.
Se personó la noche tras las ascuas,
dejaron en las bodegas las uvas
y danzando fueron donde moraba
el dueño de las cepas que podaban,
para cobrar el jornal de sus gulas
y el vino tinto que les reclamaban
los sueños que al alba no llegaban.
Como no encontraron reloj con hora.
aguardaron el vuelo de las grullas.
aguardaron el vuelo de las grullas.
MASL
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