La luz recubre de mate las tardes
lejanas de la razón soberana
y las palabras esparcen aromas
de un ayer tan vivo como gastado.
Y las alpacas de paja en los campos
parecen rascacielos sin ventanas
a punto de consumirse en las llamas
reflejadas cuando llega el ocaso.
Y el frescor se hace dueño de la brisa
de las noches que buscan el calor
de tu abrazo repleto de caricias.
Piensa el pensamiento antes de dormir
los latidos del corazón que fueron
siendo cicatrices en mis entrañas.
MASL
Si entras...es cálido el aroma poético que encuentras...
ResponderEliminarY vida...sin duda la hay!
Un acierto, Ángel.