Cuántos reflejos tienen los mortales,
quiero contarlos y vuelvo a perderme
en la irrealidad de sus imágenes
danzando al final de los soportales.
Entonces se cruzaron las tangentes
con las dos rectas como dijo Tales
dibujando en cada escalón detalles
desconocidos que eran divergentes.
Suena esto cual aburrida canción
de cantante sin voz ni condición
que sin saber rimar hace intención
terminando los versos con la misma
da el "cante" como el “gallo” del estante
cantó cuando perdió la vocación.
Amigo andarín siga su camino
con atino, hora es de encontrar abrigo.
MASL
08/01/2018
22:47 h
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