sábado, 16 de diciembre de 2017

Insomnio

El sueño murió de empeño,
era locura navegar, sin puerto de abrigo,
en mi pecho la luna.

Musa sin techo
laten versos 
sin metro.

Era la voz de la tierra
quien me habló del camino,
seguí su senda, y
perdí la memoria de las olas
en calles sin farolas
—impronunciables nombres—
donde las deshoras fueron culmen 
de las palabras muertas
que me persiguen, que me acosan y 
dormir no dejan.

Insomnio cansino en las hojas,
escalofríos sin frío,
sudor de fiebre y sin sentido  
el seso perdido
en la bola de cristal que miro: 
nada adivino y todo veo,
negros los mirlos, blancos los grajos,
mi destino queda sin horas
y el trampantojo se desmorona.

MASL
16/12/2017

04:00 h

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